La idea de que no existe límite a este crecimiento urbano nos recuerda que, de hecho, el mundo natural plantea su porpio límite ecológico decisivo: un límite del que quizá nadie se apercibirá hasta que el daño sea irreparable y la recuperación de una ecología equilibrada imposible.
Final del capítulo 3, publicado en 1974
Final del capítulo 3, publicado en 1974
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