El Estado moderno no es más que una conspiración para explotar a los ciudadanos, pero sobretodo para desmoralizarlos (...) Comprendo las leyes morales y religiosas, que no son coercitivas para nadie pero que nos llevan adelante y prometen un futuro más armonioso; siento las leyes del arte, que siempre dan felicidad. Pero las leyes políticas me parecen unas mentiras tan prodigiosas que no comprendo cómo una sola de ellas puede ser mejor o peor que cualquiera de las demás (...) En adelante no serviré jamás a gobierno alguno.
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