miércoles, 6 de julio de 2011

Jesús Sánchez Adalid

- Cuando en la vida se va camino adelante, nada es como uno pensó que sería... ¿Y qué otra cosa podemos hacer? Cuando el mal da la cara y se mete en nuestras vidas, sólo hay dos caminos: aceptarlo y pactar con él; es decir, conformarnos a sus caprichos y entregarle nuestro propio tributo de maldad, o tener que vivir ya siempre en lucha, yendo incluso en contra de uno mismo, en una sensación de extrañamiento y desesperanza ante el estado del mundo, añorando una especie de liberación definitiva y un cambio radical en el modo de vida, en afinidad con un orden ideal trascendente que no se conoce y que solamente se intuye.

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