domingo, 31 de octubre de 2010

José Pedro Pérez-Llorca

Se ha aceptado, tácitamente, que este país ocupe entre Smolensko y Lisboa el lugar geográficamente central y política y económicamente hegemónico al que se proyectaba desde la última década del XIX. La paz, los buenos modales y la espontaneidad del destino han ganado para Alemania lo que afortunadamente no pudo conseguir en dos ocasiones mediante las armas.

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